¿Quiénes son esas personas que
viven en la calle? ¿Y esas que se nos acercan a perdirnos una barra de pan y
les miramos con mala cara? ¿Te has preguntado alguna vez si esa persona podrías
ser tú?
Estas personas no son personas
indigentes ya que este concepto se refiere a carencias materiales, ni
vagabundos o transeúntes ya que se refiere a las personas que andan de un lado a
otro. Sino que las personas sin hogar son las que tienen ausencia de relaciones,
las que tienen el sentimiento de
soledad, las que se sienten incomprendidas por parte de la sociedad y sufren la
invisibilidad. Pero es que hay que tener claro que la mayoría de las personas
sin hogar que se encuentran en la calle no están ahí porque quieren. Estas
personas llevan acumuladas vivencias traumáticas que han perdido todo, tanto su
estabilidad emocional, sus recursos económicos y su red de apoyo. Pero es que
estas personas no tienen intimidad, no se les respeta porque vivimos en una
sociedad que no ha entendido NUNCA el concepto de empatía y antes de saber el
por qué de las cosas, crítica. Antes de saber cómo esta alguien, crítica. Antes
de conocer a las personas ya crítica. Porque para la sociedad parece muchísimo
más fácil no mirar a estas personas dentro de nuestras vidas que intentar
comprenderlxs.
Nunca sabemos los sucesos que nos
pueden pasar en un futuro, nunca sabemos si nos podemos encontrar en un momento
con falta de apoyo por parte de familiares o amigxs, nunca sabemos si vamos a
tener insuficiencia de recursos sociales o económicos, porque nunca sabremos
donde podemos acabar y siempre tenemos que pensar en los demás.
Mientras el número de personas sin
hogar va ascendiendo, España va recortando en políticas y recursos sociales, y
lo que tenemos que exigir a la administración pública es crear más servicios
que permitan garantizar una atención digna, a la sociedad sensibilizar y hacer
conocer la realidad de las personas sin hogar y a los medios de comunicación
que fomenten la reflexión y no los estereotipos y prejuicios.
Una vez más, yo misma, Hortensia Martínez-Quintanilla Palao.
¡Un abrazo apretado!
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