Época de exámenes. Época de agobios.
La semana pasada fue la reválida. Donde niñxs de tan sólo 8 y 9 años (3° de primaria) y de 11 y 12 años (6° de primaria) se examinaban para ver si en definitiva eran listxs o tontxs. Pasaban diferentes pruebas (matemáticas, inglés y lenguaje), y he podido comprobar en primera persona por mi hermano pequeño que estaban nerviosxs y a la espera de lo que iba a suceder, ya que se encontraban en un momento que si les salía mal, era en definitiva un fracaso.
¿Estamos locxs o el mundo no está yendo bien? ¿Donde están los valores? ¿Y el aprendizaje donde ha quedado?
Así va el sistema educativo, competitividad, individualismo y para concluir cada vez menos compañerismo entre unxs y otrxs. Parece que hay que ser el mejor. Mejor en las notas, mejor en clase, mejor en el trabajo y mejor en todos los ámbitos. Cuanto más saques en las calificaciones más increíble y maravilloso va a ser la vida de cada cuál.
No se puede evaluar a niñxs tan pequeñxs, no se les puede hacer ver que son fracaso. Si suspenden este examen, como el de matemáticas, y por lo que dicen en diferentes periódicos, maestrxs y redes sociales no estaba adaptado a ellxs ni mucho menos. Al verlo se asustaron, algunos lloraron al salir y seguramente por no decir seguro les creará inseguridades a la hora de hacer un siguiente examen.
Todo esto provoca estrés y preocupación tanto en las familias como en el alumnado, como a todas aquellas personas que forman parte de este sistema educativo. Este sistema educativo que día tras días se está segregando más, hasta el punto de que unos son los que valen y otros son el fracaso.
Recuerdo que cuando hicimos la selectividad con tan solo 17 - 18 años estábamos nerviosxs, preocupadxs y demasiado estresadxs. Nos jugábamos llegar a la universidad o a un grado superior. Nos jugábamos, para nosotrxs mucho. Quizás demasiado. Teníamos inseguridades, y al imaginar la sensación y emociones de mi hermano o de sus compañeros me dan ganas de llorar y a la vez muchas más ganas de seguir luchando por el cambio.
Llorar y luchar, demasiado contradictorio, pero si este sistema educativo no cambia cada vez será más complicado llegar donde cada uno de nosotrxs queramos.
Lo triste y preocupante aún sigue siendo que conoceré a más personas de mi edad y me dirán que el sistema educativo va bien, que educa para una igualdad y que todo el mundo tiene derecho para estudiar. Bien no va cuando estás cosas suceden, bien no va cuando la igualdad no existe y señorxs bien no va cuando quien no tiene dinero o cuando las becas se siguen recortando muchas personas no pueden estudiar.
¡A TODAS AQUELLAS PERDONAS QUE ESTÁN DE EXÁMENES SUERTE, QUEDA CADA VEZ MENOS Y NOSOTRXS PODEMOS!
Una vez más, yo misma, Hortensia Martínez-Quintanilla Palao
¡Un abrazo apretado!
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