¡¡Hola
chicxxs!! Un miércoles más estamos por aquí y yo tan feliz de mantenerme por
este lugar.
Podría hablar de la gran inestabilidad en la que nos encontramos. En un momento
de inquietud, de no saber qué pasará mañana. París, Niza, Estambul… Todo en un
periodo de plazo muy corto. Demasiado corto. Hablaré más adelante, porque
supongo que este tema lo tenemos todxs demasiado reciente (por lo menos yo).
También nos encontramos en otra gran inestabilidad: España, con el gobierno,
que ya no saben ni de dónde vienen ni hacía donde van. Así que hablaré de
educación…
Decir
que la educación está en crisis es totalmente evidente, y si dijéramos lo contrario
nos engañaríamos a nosotrxs y a lxs propixs niñxs que forman parte de la
sociedad actual en la que vivimos. Como se demuestra con las leyes, se están
modificando continuamente, por lo tanto no tienen ningún tipo de permanencia y
cambian según el partido político que gobierne. No paran de realizarse nuevas
reformas y modificaciones que causan cada vez más desequilibrio e inseguridades.
No sabemos si nos encontramos en el sistema educativo de la LOE, la LOGSE o ya
la LOMCE. Por todo esto y mucho más, considero que habría que dar una
oportunidad a las distintas pedagogías que han existido a lo largo de la
historia, ya que aportan y tienen un concepto totalmente contrario al sistema
tradicional.
Las
pedagogías alternativas no buscan el individualismo o materialismo, no buscan
el capitalismo que hoy día tenemos, si no que buscan un mundo mucho más humano
y más libre. Todo esto es posible gracias a las prácticas de igualdad,
solidaridad, no violencia, justicia, donde se enseña la realidad y qué son los
derechos humanos, se aprende el respeto por el otro y por la naturaleza. Estas
prácticas de las pedagogías alternativas ayudan a aprender, a escuchar al otro,
a participar, a trabajar en equipo, a poder resolver conflictos o a tomar decisiones
en grupo. Por lo tanto hay que dejar a los niños a que desarrollen su interés,
sus propias necesidades, su parte creativa, donde ellos sean protagonistas de
sus vida y que sean partícipes de su aprendizaje. Se pretende educar para la
paz, pero con este sistema actual de calificaciones lo único que se consigue es
educar para ganar el mejor, es decir para COMPETIR, que ese término es el
principio de todas y cada una de las guerras. Añadiendo que en estas escuelas
no existen barreras que separen, si no que integren e incluyen a cada unx de
los ciudadanxs. Niñas, niños, profesores, profesoras, educadores, educadoras y
familias deberían aprender a vivir juntos, a trabajar en equipo, creando así un
aprendizaje que fomente el vínculo y los valores humanos. El principal
motivo por el que apuesto por otro modelo de educación se debe a que en la
escuela tradicional la/el niñx y sus intereses juegan un papel secundario y
prevalecen las normas, el cumplimiento de reglas, las notas y los castigos, en
lugar de la educación y el aprendizaje integral. Por lo tanto, estas alternativas
pedagógicas, al contrario que la escuela tradicional, apuestan por una
autoeducación, por el desarrollo de la imaginación y por el fomento del
espíritu de libertad y de autonomía. Tratando de que lxs niñxs sean
conscientes, comprendan sus actos y emociones, y sean capaces de gestionarlos.
Hay que
apostar por sistemas diferentes, por planes de estudios diferentes si vemos que
lo que tenemos no son los necesarios.
Esta
semana me despido aquí, la semana que viene (siempre) más y mejor.
Una vez más, yo
misma, Hortensia Martínez-Quintanilla Palao
¡Un abrazo
apretado!
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